por Graciela Malagrida
Nos toca
remontar el barrilete
a pulmón
en tiempos sin viento.
Urge hoy
retornar a lo sagrado
apoyar palmas sobre párpados
apropiarnos del dolor ajeno
y cambiar a ojos cerrados
mal por bien.
Nos aprieta el hombro
la necesidad
y madrugando
caen vendas, cae lluvia
como irrefutable señal
...es que se ha estremecido el universo.
Sólo así
al andar sobre seguro
llama el deber
a los mansos...
Nos roza continuamente la idea
de beber auroras e ir de espíritu
a ahuyentar sombras
sin orlas ni levadura
a desplazar vanidades
creyendo cual cerradura
que esta es la llave
para salir al cruce
a abrir más puertas
en el santo nombre
de Dios y del hombre.
Nos toca el hombro
aquel que tiró
ristras de perlas a los chanchos
y aún creció
señero en el barro
como virtuoso lotto perfumado
como palabra dicha
a tiempo y a destiempo.
Nos intima el cometido
de servir para subir un peldaño
y sacarnos la piel si es necesario
para abrigar al que hiere
para sanar al que sangra.
Nos cala
el alegre paso del tema anatema
saltando a sus anchas
de tres en tres
sembrando cizaña
de generación en generación.
Resulta paradójico
que lo atroz, lo abominable
empuje el columpio
o mueva el expediente
de esta causa bestial
que no prescribe.
Nos toca
remontar el barrilete
a pulmón
en tiempos sin viento.
Urge hoy
retornar a lo sagrado
apoyar palmas sobre párpados
apropiarnos del dolor ajeno
y cambiar a ojos cerrados
mal por bien.
Nos aprieta el hombro
la necesidad
y madrugando
caen vendas, cae lluvia
como irrefutable señal
...es que se ha estremecido el universo.
Sólo así
al andar sobre seguro
llama el deber
a los mansos...
Nos roza continuamente la idea
de beber auroras e ir de espíritu
a ahuyentar sombras
sin orlas ni levadura
a desplazar vanidades
creyendo cual cerradura
que esta es la llave
para salir al cruce
a abrir más puertas
en el santo nombre
de Dios y del hombre.
Nos toca el hombro
aquel que tiró
ristras de perlas a los chanchos
y aún creció
señero en el barro
como virtuoso lotto perfumado
como palabra dicha
a tiempo y a destiempo.
Nos intima el cometido
de servir para subir un peldaño
y sacarnos la piel si es necesario
para abrigar al que hiere
para sanar al que sangra.
Nos cala
el alegre paso del tema anatema
saltando a sus anchas
de tres en tres
sembrando cizaña
de generación en generación.
Resulta paradójico
que lo atroz, lo abominable
empuje el columpio
o mueva el expediente
de esta causa bestial
que no prescribe.
é sempre um prazer visitar esse endereço, Graciela Malagrida você é um presente em minha vida.
ResponderBorrarigualmente para mí visitar tu site Ronaldo, tu cadencia. Gracias.
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