jueves, 21 de octubre de 2010

Privanza de la Luna

por graciela malagrida


Hay indicios extravagantes
supuestos, que inculpan a la Luna
de incitación al reflejo del fulgor
de apología del esplendor
de encantamiento masivo
y ensueño.

La culpan por inducir al delirio
por promover el llamamiento de las musas
la tildan de activista, hechicera, casquivana
por comportarse así, cismática, disidente
fluorescente, dispersa en las aguas
a la hora del luto.

Sin embargo la quiero así
la prefiero de cualquier modo
supermodelo o fuera de forma
ultradelgada, preñada, redonda
sonriente, amarillenta …hasta menguante!
La distingo como sea, a como dé lugar
incluso noto su decoro, la templanza de su edad
su célebre modestia
en el despampanante acto del eclipse.

No me importa cómo, insisto en verla
en recordarla en mayo al podar los rosales
cada tarde, cuando despide al sol
tan tiernamente… cada noche
cuando besa mis párpados
desterrando “acasos”, hados y venturas
a la patria de las Trivias, a los abismos.

Me subleva pensar que la tratan de hereje
sólo porque unos cuántos alegan
haberse inmolado en su presencia.
¿Qué imprudencia ha cometido?
¿en qué lúgubre tentación ha incurrido?
¿cuál es la infracción, cuál el descuido de su luz?
¿pueden acusarla de abandono?

Ella es tan inocente
como el agua que rige en nuestros cuerpos.
Se diluye perspicaz, atinada
y comanda su propio ciclo
su cauce bermejo, hipodérmico
plateado.

Hay quienes quieren creer
que aún es virgen, que misteriosamente
ha dado a luz
estrellas fugaces, destellos, supernovas
…Pero yo
no me atrevo a agregar nada más
a su halo candoroso, inocuo
emancipado de toda acotación
mundana.

La absuelvo de culpa y cargo
la libero de falsas expectativas
acerca de sus ríos, de sus cráteres
de sus géiseres y rostros ocultos
pues toda ficción, invención, quimera
tiene raíz terrestre, humana, rastrera
ligera...ligera...

Y por último, la libero de mi, de mi voz
y de mi elipsis, porque en todos estos años
ha guardado silencio, ha reciclado
ingeniosamente, cada una de mis lágrimas
ha compilado los hechos más nimios
y me ha devuelto en tiempo y forma
un collar de gemas grises, versos pigmeos
aleaciones poéticas y pulidas razones
de cultivo.

Inculpan a la Luna los que aún
no han lavado en el espejo sus pecados
los que no han aprendido
el intrínseco sentido de la luz
los que nunca
la han visto
sonreir.

lunes, 18 de octubre de 2010

Pulgarcita

por graciela malagrida


¡Por poco soy la merienda de los aguiluchos...! G.M.



Fui feliz por un tiempo
cuando ignoraba el daño que causaba
rebuznar. Después creí
haber encontrado una puerta
una rústica escalera… ¡ilusa de mi!
Trastabillé y rodé de buenas a primeras
me raspé, sangré por la herida
como cualquier mortal… Esa fue
la mejor experiencia de mi vida.

Seguí mirando los pájaros al caminar
esta vez, pisando firme
rearmando archipiélagos
y mundos
remotos.

Fui feliz por un tiempo y la mitad de otro
y más, cuando decidí
mandar a la hoguera
relojes, Tsunamis, pesadillas…
cuando resolví perdonar
a ese hombrecito de barro
y lo rescaté de la lluvia
ácida.

Supuse que ese
fue el fin de las hostilidades
y el principio infinito
de la paz… ¿Crédula
caprichosa, lunática, poeta?
Si, todo junto! ¿te imaginas?
Yo, a paso de tortuga husmenando las flores
tu, en tu nave repulsa
remolcando tal corpulenta ambición...
Sólo cabe una pregunta: ¿cuál es…cuál
es
la canción?

Fui feliz
en contadas piezas de este puzzle:
contigo
despierta
soñando
sin ti.
Después creí que crecí

¡ilusa de mí!

Eché un vistazo al entorno
y sólo pude ver polen, uni-versos atómicos
cantares codificados
abejas, lamparillas, ogros huérfanos
enamorados de la Luna
y cientos, cientos de colibríes…

Fui feliz y acaudalada
infiltrándome en la holgura, la conciencia
la cordura, la sensatez, el acierto
de caminar sola y mi alma, descalza
malherida, en el desierto
sabiéndome tan
pero tan
pequeña
.
.
.

‎Fui feliz al saber que nací de una flor
hija de una semilla de cebada
nieta del deseo
de una madre lumbrera...
Y después de navegar por los ríos subterráneos
subcutáneos,sanguíneos, logré sujetarme a una mariposa
para alejarme de todos los peligros.
Entonces pude ver de lejos
y tomé conciencia y fuerzas
para emprender esta batalla cotidiana
en el mundo de las cosas grandes.

-"Siempre fuiste feliz
siempre
viviste en otro mundo
"- dijo mamá
expeliendo ese aroma a gnosis, esa esencia tan suya.
No entendí del todo sus palabras...Suspiramos...
Me senté en uno de sus pétalos
y dormí como un oso
hasta la hora en que el rocío me despierta
con esos poemas perfumados
que huelen a jazmines de leche
a nimia y vulgar belleza
a júbilo en pizcas, a mañana.

jueves, 14 de octubre de 2010

Treinta y tres

por graciela malagrida


Histórico rescate de los mineros chilenos.
Foto: El Diario Argentino



1

La Tierra se los tragó por varias lunas
los rumió, los sintió más que hijos
yo diría, tesoros
y al cabo de varios cabos atados allá afuera
los escupió de molde
con trozos de oro en las mochilas.

2

Aun era de noche, cuando el ducto sentía ausencia
y los socorristas, con el corazón en las manos
y lágrimas en los bolsillos
no podían hacer nada más
que llenar el hueco irremediable
que dejaron
atrás…

3

Hay fiesta en el desierto de Atacama
¿quién dijo que no existen
yacimientos humanos
o vetas de luz dragando corazones?

4

Un hombre se socava, donde la humedad y el calor
lo acercan al averno, donde el oro vale menos
que el aire, donde el alma busca el alma del hermano
que anima y se contenta con desentrañar pesares
donde Dios es confidente, fiel amigo, idéntica esperanza
del pobre, del labriego, del poeta, del minero .

5

-¡¡¡Se los tragó la Tierra!!! – retumbó el eco
en el más árido tracto del trópico de Capricornio
y su polvorosa voz se oyó en el Kalahari
tan estridente como en el Gran Desierto de Victoria
o en el Gran Arenoso o el de Gibson…
y nos despertó, súbitamente
pidiendo amor
a gritos.

6

El rescate de esas almas
nos reconcilió con el mundo
nos rebautizó: “Pacíficos”
cauterizó las heridas
hendidas en el pecho
de América Latina.

7

Y al final
de la última noche
al miramos los brazos
exhumamos que unidos a otros brazos
podíamos rodear el planeta
descorrer las cortinas de la metas
y atarnos al principio
bendito
que nos une.

Y al salir el sol
comprendimos que esas
lágrimas nuestras, no en vano
habían regado las íntimas llanuras, las pampas
las sabanas, las áridas mesetas y tantos pedregales
...Se habían escurrido buenamente
por barbechos, estepas y arenales. Nos habían ahogado
hasta el cansancio
hasta la entrega, la alianza
la cruzada.

Fue
al final de la noche
que sonrió la luna a las cámaras
a la última estrella
al último hombre
brillante.

sábado, 9 de octubre de 2010

Delivery

por graciela malagrida


Releo y pienso:- ¿quién escribió esto?-. Me repliego, me ultimo…cae alguna que otra lágrima, inevitablemente. Reinicio. G.M.



-“Letras a domicilio”- decía el cartel. Lo vi de lejos
no por lo grande, sino por el llamativo propósito
tan inusual. ¿Un delivery de letras? ¿quién podría
tener tal hambre, tal urgencia?. Bajé del auto, dispuesta
a buscar el timbre; dejé las luces encendidas, la llave puesta
y al dar el primer paso, se abrieron las puertas.
Había un mostrador vacío, un logo que parecía una Ñ
sillones rojos como labios y vidrios muy limpios, envolventes.
Nadie parecía sentir siquiera mi presencia. Mi
alto grado de curiosidad perforaba ya las paredes, cuando
vi una mujer que lentamente se acercaba por un largo pasillo.
Era, tan idéntica a mi, que empecé a sentir frío en las manos…
Me miró, me saludó con un tono familiar, me invitó
una taza de té y secó, esa lágrima que
salió rodando por mi mejilla. Luego
salimos a caminar en silencio
por un jardín circular, por tramos selvático
temático, pulcro, primoroso…
Todo era tan suyo como mío, nos parecíamos
tanto…si, mucho, pero con una salvedad
ella era yo, desposeída de mi, del terrario, del hormigueo
dueña de ese otro mundo, de los sueños
de los mullidos sillones en forma de besos
de las mariposas gigantes, de los alguaciles y bichos
de la luz, de las candelas, las luciérnagas, la luna en los fangales
de los jazmines de Túnez, de las trompetas de Cuba
de las orquídeas salvajes por siempre florecidas
y de los saltos… perdidos en vergeles.

Nos expedimos
intercambiamos tarjetas
prometimos llamarnos, a conciencia
y nos despedimos sin post data ni atenciones
yo diría “parcamente”, sin vacilaciones
ni nada más que agregar.

Releo y pienso:
- ¿quién escribió esto?-.

sábado, 2 de octubre de 2010

Mía Mantis



Religiosamente estás
mamboretá
con el oriente en esos dos
ojos tan raros
sin sacarle los tres
sencillos, medios
al céfiro, a la hoz
al atentado.

Solitaria me evocas
me repasas
me tienes me retienes
verdeazul, in-verso
cual presa entre tus patas.

Y no me resiento
no quedo espinosa
ni cárdena, no
no me defiendo
sólo estoy, quieta, muy quieta
y te miro de cerca, sin cercas
verjas, sin alambras.

Ya me has escuchado respirar
con tu oído extraño
desde el tórax
y no dudas en dejar
como yo
tu última muda… yerba, savia
hierba fresca.

Religiosamente vas
mamboretá, agresiva belleza
Mía Mantis, buen augurio
suspendiéndote en mis ramas
enseñándome a mutar
devorándote
la vida.

viernes, 1 de octubre de 2010

Cielos y calderas

por graciela malagrida



El espíritu es verdad
y viceversa.

Tan abstracto, tan
austero e inasible, tan
difícilmente comprensible
por este cuerpo opaco, quejumbroso
que escabroso, necio, ensangrentado
arrastra su pesar hasta la muerte.

La verdad se pulveriza en el crepúsculo
diserta puntualmente ante la duda
revela, conjura, resucita
y virgen, discurre con la luna
si hay vacantes para el sueño del poeta.

Y en el último acto lo despiertan
entusiasmado o triste, eso no cuenta
lo traspasan, lo bañan, lo enajenan
cual vestales
en los mares de la runa.

-El espíritu soy yo- susurra una
la otra exhibe volcanes, agudezas
y en las sienes inspiradas toman forma
cobran vida, carne, acento
diligencia.

Tan preciso y supremo es ese soplo
tan vulgar y bello, sacramental, embarrado
que alígero, versátil, fulminante
enhebra poetas y ángeles caídos
con calderas y cielos
con Dios y viceversa.