Fanales para Ale y Juan

Fanales

Salgan
esta noche amorosa
que les besa la frente
caminen sin prisa
bajo el parto delicado
de las nubes
bajo las primeras hijas
de esta lluvia otoñal.

Sean tal para cual
delfines o hipocampos
fieles a sí mismos
incapaces de romper
un corazón para salvarse.
Más les vale
ser buenos nadadores
en este océano antropófago
no apto para dormilones
menos, para tibios.

Abran la boca
para quemar con la palabra
con el Verbo
para dar vida
o silénciense
anden descalzos
sin medias tintas.
Abran
las puertas al huérfano
traten con cariño a la viuda
den abrigo al extranjero
hospeden al posible ángel
abran los brazos
las ventanas
¡los ojos!
abracen la luz
jamás la amedrenten.
Dejen
que ocupe mi lugar
en la mecedora
y recuerden:
lo que crece humildemente
puede brillar
a la vista de todos
hasta rozar la honra.

No sucumban
a sus ansias
a las debilidades del cuerpo
antes
salgan a correr de Narciso
ya es un mito decrépito
no los va a alcanzar.
Ayunen
sean sobrios
redúzcanse para que alguien
realmente necesitado
note la virtud
y coma de sus platos.
No usen levadura
cada uno es lo que es.

Cuiden la mirada
siempre hay alguien delante
y la boca
para que no tropiece
cuando les den la espalda.
Elijan el silencio ante la duda
y la oración
hoy que están sujetos
y predicados.

Sepan ver
que a dos centímetros del dolor
está la recompensa.
Soporten el impacto
acompañándose
incondicionalmente
para llegar
juntos y sedientos
tomados de las manos.

Salgan
esta noche
sepan quién
les besa la frente
quién
pesa sus corazones
quién los bautiza.
Anden confiados
porque ya entendí
que sin mover un dedo
con un solo soplo misericorde
puedo desatar nudos
y sacar
todas piedras del camino.
Al fin y al cabo
por razones menores
me habré pasado
más de mil
noches en vela.