martes, 10 de abril de 2007

Lucernario de abril


Es digno de ver
cómo se mueve el otoño
esta mañana
Todo sucede
a través
de la misma ventana
que remata el cuadro
en arco de medio punto
Todo sucede
una y otra vez



Soplan
las primeras brisas
los bichos cruzan la luz como agujetas
como la mismísima gente cruza la calle
crujen hojas, crujen almas
es inverosímil avispar
cuánto tiemblan las patas de cabra
aferrando sus raíces aéreas
al entorno
a sus circunstancias

La ventana en sí
se siente sola
entre reja y hoja
cuelga friolenta
una telaraña deshabitada
como enfocando más
el broche vetusto
prendido de la soga y del recuerdo
como esperando
que el ajetreo externo
encienda alguna chispa
aquí dentro

Ella demarca el límite
entre el hollejo y la ternura
entre el silencio
y los sonoros desvaríos de la historia
Ella une y divide el mundo
lo parte al medio y lo succiona
como a una naranja
luego
se emplaza cóncava y convexa
cual hito en la pared
y demanda atención
como un recién nacido lloriqueando
pues junto al renuevo
sólo quiere presenciar
la modestia de la aurora

Esta mañana
un escaparate exhibe un tiesto
un tragaluz está sediento
un espejuelo
refleja más de lo debido
un testigo sinuoso
alegre y compulsivo
se confiesa inocente
en su audiencia pública
con la vida




Esta mañana
ha olvidado su color original
ha colgado su abrigo en el perchero
se ha tornado dorada y hermana
comulgando
ha puesto a la siesta
a tono con esta temporada
se ha hecho pan y miel
deliciosa
filtrando años luz
café tras café
a través del mismo ojo...
Todo sucede
una y otra vez

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