sábado, 2 de junio de 2007

Se encendió la máquina mental

by grace

Hay días que uno no comprende por qué se sublevan las funciones vitales. Es como que todo se mueve pero fuera de uno, una especie de defasaje entre lo que uno vive y el afuera.
Vivir el silencio interno es un tema placentero y hacer de ello un ejercicio es lo que produce cambios en la percepción de la realidad. En consecuencia comienzan a moverse en dirección contraria principios entrañables, que fluyen naturalmente y modifican el entorno.
De hecho somos imanes de la energía que llevamos, así que no es menor entender lo bien que viene meditar respecto de este tipo de prácticas y probar.
Es simple como despertarse y planificar el día en función de una voluntad perfecta que guíe nuestros actos. Luego, cepillarse los dientes, lavarse la cara, vestirse, poner agua en la pava…etc, etc. Digamos que el resto vendría a ser un piloto automático de las actividades básicas, mecánicas.
Entonces pasa que uno va cantando en mientras conduce, como si otro lo hiciera. Vas por la calle caminando y viendo los detalles de luz que se filtran entre las pequeñísimas hojas de los chivatos o notás flores coralinas y decís: “flores coralinas que ven aquello que yo no alcanzo a ver/ que disfrutan del sol/ que tiemblan…”. Es de no creer, pero esto es vivir la poesía. Todo inspira, todo alimenta. Hasta el cuervo que se olvida la miga que come el gorrión…todo es un eslabón unido a otro, un cuerpo.
Entonces pasa por afuera un día más cercano a lo que se pretende y por adentro pasan caricias del Dios, en quien nos cuesta tanto depositar entera confianza.
Hay días que uno no comprende qué crispa los nervios, sin duda es apagón, ceguera.

Un deseo para el finde? Disfruten su bendición, no miren al costado, menos para atrás. Sus cisternas rebosan de agua. Beban y rieguen. Todo vuelve.

Mil besos, los quiero!

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