La Vida en el Edén

La ciudad está cubierta
de una alfombra de mangos
de un vapor que emana la tierra
de un color brillante que se esfuma
hacia arriba, hacia adentro
por las vías paralelas
del tren
y de las almas.

Todos caminan
van y vienen
mujeres con sus niños prendidos de las faldas
hombres sin tiempo, con anteojos oscuros
perros huérfanos canela
autos y motonetas a paso de hombre.

La ciudad
tiene una atmósfera dorada
que en febrero se puede respirar
o puede ser
un abrigo pesado
agobiante.

Todos caminan
algunos van solos
quejándose de la gota gorda
otros enamorados vienen
tomados de las manos...
Hay que ver con qué garbo
se pasea la vida entre la gente
con tacones sobre adoquines
subiendo escalinatas.

La veo pasar
me mira
me llama
me lleva
sonriente y plena
del brazo del poema
por caluroso Edén de los poetas.