Tengo pétalos en los labios
y palabras escarlata que jamás
he intentado pronunciar.
Tengo fobias y secretos inconfesables
que de tanto guardarlos, he perdido
y una segunda piel menos dolida
que estos ojos políglotas, viajeros del tiempo
cansados de pronosticar
la caída de los ángeles.
A esta altura del hilo de mi historia
los nudos que llevaba a modo de collar
los desaté justo en la garganta, yo diría
oportunamente
para evitar el llanto que tanto impugno
para morir sólo si es estrictamente necesario
de cualquier cosa, menos de ahogo
de ignorancia o por falta de sesos
o poesía.
He inventado ya varios dialectos
y puedo aseverar, sin jactarme de lumbrera
que todos se han ramificado
hasta abonar la risa, el verso
la brisa, las mañanas.
Tengo orquídeas y lapachos en los brazos
y ojeras malva cuando cae la tarde.
Más corro con ventaja porque tengo
pétalos pegados en las sienes, en el pelo
pétalos a modo de uñas
y en las yemas, plumillas
que escriben sueños, nácares, tesoros.
Tengo en mi núcleo
bienandanza, almíbares, alhajas
y no por ventura
natillas exquisitas...
quizás por eso he elegido dedicarme
a alojar pichones
a plantar semillas.
Tengo pétalos, suaves pétalos carnosos
debajo de mis pies. Y digo esto
porque he caminado sobre todo
porque he sangrado, porque he preferido
vivir a la intemperie, descalza
y cada noche he visto cuánto muta sin reparo
el cuerpo níveo de la Luna. De ella
he aprendido a remozarme para poder multiplicar
destellos como peces en el río.
Tengo pétalos, tantos tiernos
y perfumados pétalos en las mangas
como tantos más en la galera.
Y no discuto precios, pues
donde si sobran como en un rosal, confieso
es en la cuenta bancaria y los bolsillos.
Por tanto no escatimo en gastos
¿te imaginas? invierto en el presente
apuesto a futuro, a poesía y floraciones perennes
a todas las margaritas deshojadas por amor
a los pensamientos cárdenos de septiembre
y a la madreselva de los montes
que no vacila en adoptar retoños
abrazando.
Y sumo a esta declaración de bienes
que tengo una torre de pétalos
rumbosa, alegre, colorida
a la que accedo
una y otra vez
por este y tantos poemas
inspirados
en ti.
y palabras escarlata que jamás
he intentado pronunciar.
Tengo fobias y secretos inconfesables
que de tanto guardarlos, he perdido
y una segunda piel menos dolida
que estos ojos políglotas, viajeros del tiempo
cansados de pronosticar
la caída de los ángeles.
A esta altura del hilo de mi historia
los nudos que llevaba a modo de collar
los desaté justo en la garganta, yo diría
oportunamente
para evitar el llanto que tanto impugno
para morir sólo si es estrictamente necesario
de cualquier cosa, menos de ahogo
de ignorancia o por falta de sesos
o poesía.
He inventado ya varios dialectos
y puedo aseverar, sin jactarme de lumbrera
que todos se han ramificado
hasta abonar la risa, el verso
la brisa, las mañanas.
Tengo orquídeas y lapachos en los brazos
y ojeras malva cuando cae la tarde.
Más corro con ventaja porque tengo
pétalos pegados en las sienes, en el pelo
pétalos a modo de uñas
y en las yemas, plumillas
que escriben sueños, nácares, tesoros.
Tengo en mi núcleo
bienandanza, almíbares, alhajas
y no por ventura
natillas exquisitas...
quizás por eso he elegido dedicarme
a alojar pichones
a plantar semillas.
Tengo pétalos, suaves pétalos carnosos
debajo de mis pies. Y digo esto
porque he caminado sobre todo
porque he sangrado, porque he preferido
vivir a la intemperie, descalza
y cada noche he visto cuánto muta sin reparo
el cuerpo níveo de la Luna. De ella
he aprendido a remozarme para poder multiplicar
destellos como peces en el río.
Tengo pétalos, tantos tiernos
y perfumados pétalos en las mangas
como tantos más en la galera.
Y no discuto precios, pues
donde si sobran como en un rosal, confieso
es en la cuenta bancaria y los bolsillos.
Por tanto no escatimo en gastos
¿te imaginas? invierto en el presente
apuesto a futuro, a poesía y floraciones perennes
a todas las margaritas deshojadas por amor
a los pensamientos cárdenos de septiembre
y a la madreselva de los montes
que no vacila en adoptar retoños
abrazando.
Y sumo a esta declaración de bienes
que tengo una torre de pétalos
rumbosa, alegre, colorida
a la que accedo
una y otra vez
por este y tantos poemas
inspirados
en ti.
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