sábado, 7 de enero de 2012

Rapsodia de un albo amor


I

Si alguien tiene la dirección exacta del Silencio
y si es tan amable de pasármela
estaré eternamente agradecida...

II

Hoy por hoy rugen los muros
los perros ladran a la luna
y la hoz
la hoz invisible
ya no corta cabezas
no no... no viene atada
a la mano de la Muerte
hace algo peor, causa estragos
en las mentes, devasta y siembra confusión
y nos larga a este mismo mundo
muy convencidos de ser libres y felices
de que vivimos, en el Paraíso.

III

No por sabia he descubierto
estrategias lúgubres
detrás de muchos gestos
tersos.
No por tonta
prefiero exhibir así
las raíces del Amor.


IV

Si alguien sabe
cómo aprehender la Tierra
y la vida
sin hundirse en ella
sin ensuciarse
sin subplantar sangre por savia
que lo explique por favor
con la urgencia de los saltos
y la claridad de sus torrentes.


V

Si alguien comprende
la esencia libre del poema
que hable ahora
que despliegue sus alas
y vuele y cante
o escriba y lea los espacios
y viva
o calle para siempre.


VI

Lo importante
lo realmente valioso
es ir dejando en el camino
migas, huertos y jardines
.
.
.


VII

Nunca voy a despedirme de ti
porque esta experiencia
de alterar el dolor
me ha vuelto a prueba de bombas
malos modos y palabras vacías
y etcétera... etcétera.


VIII

No puedo asegurarlo, pero creo
que además de la risa
y otros tantos rasgos que solía exhibir
se me ha infiltrado en un suspiro breve
un sesgo de eternidad.


IX

Quizás fue esa tarde que vi
un piso esponjoso
un lugar inmensurable, sin techo
por debajo de mi ala derecha.
- Este sol hubiera encandilado a los mortales...-
pensé... sintiéndome ya un poco rara
pero sin temor alguno a disecarme.

X

Luego fuiste
tallo, hojas, flor
albo amor
poema
mío.

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