La otra luz

por graciela malagrida

A Youssef Rzouga y Vicente Gallego, que me la enseñaron.

Te quejas, vociferas, lastimas la piel de las palabras... Únicamente

te miras los pies, sin ver las huellas. G.M.

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Es que no está el cielo hoy como de costumbre
luce intemperante, groseramente cargado
de nubes con formas libertinas.
Y por debajo, el hombre
peatón, motociclista
rumiante de la palabra "innovación"
el bienamado de Dios
que aun quiere creer
que al tiempo, le toman el tiempo dos agujas
…


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Cuando se apaga el reflejo adentro de los ojos
cuando caen los parasoles confesando sueño
es la noche y en su teatral , fantástico despliegue
alrededor de la luna
en el anhelo del beso y la caricia
notas que amando y andando
sólo has sobrevivido.


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Lloras sobre la leche derramada
gritas y corres desnudo
como en tus pesadillas recurrentes
pero nadie, nadie te oye.
Te sientes solo y vuelves
a una posición fetal
sin pensar porqué lo haces. Como siempre
sin pensar.

Es entonces que acaece otra luz
exenta de falta, voluminosa, espléndida
que invade, se te injerta
y te celebra.