lunes, 20 de junio de 2011

Secretos de belleza



Qué difícil no movilizarse
ante unas pestañas
que extrañan el rimmel
y un par de ojeras que aún le temen
al color malva
de la intemperie.

Y cómo no solidarizarse
con la causa de los labios carmesí
donde palpitan todavía
tus besos de armiño perdidos en el alba? o con
aquellos que se esmeran en memorizar
la suavidad de las mejillas? o con la lengua
que ama hondamente esa palabra
que jamás ha expulsado... cual hija carnal
a la que nunca oyó llorar?

Sé que sería cruel de mi parte
omitir la labor de los dedos en el pelo
en la hoja, en las sienes, en la meta
cuando el viento sopla
a contratodo
.
.
.
o la revolución causada por las uñas
con dos capas de calcio y una escarlata
en las retinas del amor, que sabiamente
avista el sentido de la calma
de la pasión y el gesto provechoso
en la obra naciente
de las manos.

Qué espinoso resulta
tener que hablar de la piel
como si fuera muda
o de los surcos que han dejado
las lágrimas…en el rostro plomizo
de tu cielo cerrado.

Creo que no hay malas sombras
ni aves frías
ni ojos hueros
ni espiritosas cenizas volcánicas
siquiera
en la peor de las tormentas.

Creo que incluso, un día nublado
habla del tamiz, de los filtros que atraviesa la luz
para tocarnos. Digo,- “nada es tan insípido ni mudo
cuando se busca
ver”… -

Repito :-“ luz, luz”-
y ella se acerca
y me maquilla.

1 comentario:

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