martes, 30 de octubre de 2007

La llave

by grace



La historia del que habla
o de aquel
que escribe lo que calla
siete veces siete es capaz
de dar vueltas al cuello, como
soga, collar, cadena de besos u oraciones
soldando carne, sangre, tierra y potestades.

Nada se oculta
nada, es tan artero
a los ojos de quien
siete veces siete
interpreta el corazón
del que implora solo en el desierto.

Hoy se suelta una punta
un latiguillo, una lengua
toda ristra deja un rastro
y suelta en el camino
algo de sí: una perla
una hilacha, una grieta
un lapso semejante a otro
que fue como el humo en el viento.

Nada es sorpresivo
nadie se agazapa
nadie rebuzna o rumia ofensa
donde la humildad ha plantado
más que grama
donde el amor lleva a pastar
a los mansos
donde los machos cabríos
no son usados más, para expiación.

¿Y qué hay de la muerte?
¿no mueren también los que se avienen
dóciles a la Palabra?
no, claro que no! o no sería la muerte
el regreso a esa vida
donde “siete veces” se cuenta “siete”
antes de traspasar a pie o con daga
los linderos lacrados del sigilo!

No muere el que amando
confesando a boca de jarro su fe
sin mover los labios
encuentra la llave
cuando esa luz inesperada, aún
no ha removido a las aves
de sus nidos.

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