viernes, 21 de noviembre de 2008

Las mandrágoras y el gérmen

por graciela malagrida

Un solo “no”
justifica una vida
de silencios
. G. M.



Me dices
que no es tan azul el cielo de noviembre
que no es de escorpión el tiento y la destreza
que no es grata al paladar de Dios una letra de carne
que no me maquille el cuerpo para la fiesta de disfraces
que no oiga ciertas voces como Juana de Arco
que no
que no
.
.
.
mas yo
sorda como soy, sonrío
y desentierro mandrágoras
de los valles de lágrimas
y hago compresas
y vendo el horizonte
y luego, lo vigilo.

Me dices
¿“buenos días” ?
¿qué tienen de buenos en tu mundo?
¿es que no te das cuenta
que jamás he dormido? que mi día es infinito?
que las rimas cuelgan de las ramas como una canción de cuna
que la luna me mece en su luz prodigiosa
y ni así logro comprender todos tus anhelos?

No obstante dices “no”
antepones “no” a la primavera
y echas ácido
sobre la libido del mismo Eros
sobre el chillido insoportable de las mandrágoras
del gérmen de la alegría
que llevan las rosas en sus tallos.

Me dices "no"
y te mueres
en esas dos letras
lentamente.

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