viernes, 14 de marzo de 2008

Del eco de otras vidas y otros ecos

by grace

¡Ay Dios
no puedo apagar el monitor!
Qué pesadilla tener que ver
al tigre blanco en una jaula
con su alegría de ser tigre
reducida al dos por cuatro.

¡Uf! me retumba el eco
del lamento print animal
y su forma majestuosa de manifestar asfixia.
En la jaula contigua, dos panteras
ni se inmutan.
Es que son dos, tristes, pero dos.

Desde entonces
tengo serias sospechas
acerca de los límites virtuales de la verdad
del camouflage , del “ay de mí” , del nosotros
“que nos queremos tanto”, de las palabras
que acumula o lleva el viento como hojas.

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