martes, 22 de marzo de 2011

Lamparilla, la niña-mariposa


Una pequeña mariposa gris, ignora completamente
lo que siente una niña al dormir
con las manos debajo de la almohada
soñando que es
una pequeña mariposa gris
en un mundo de colores. G.M.


Ella estaba posada en otra enramada, en la fucsia
la de la izquierda, la del corazón
en la que lleva el nombre de una santa, pero tiene espinas.
Sin embargo la vi. Tan sólo hizo falta
un aleteo, sólo uno
para mover el aire denso
para templar
el juicio trémulo.

Entró y salió
con la misma ligereza por la ventana.
Ah! cuánta tenuidad, cuánto verso
llevaba debajo de las alas…
En su vuelo, un halo de “eso
tan sensible y delicado
que jamás seré”
quedó impregnado. Se fue
dejando por herencia la inevitable sensación
del instante pleno, puro, bello
en que aleteaba alegre hacia su ocaso.

Ella estaba posada en la línea
de su tiempo efímero, consciente
discreta, aceptando en el contexto mi presencia
como una letra muda

Ella era
encantadora, bailarina, aviadora…
¿quién la vio atravesando la luz de la alborada?
... ¿sólo yo? ¿sólo las aves que andaban al ras del cielo?
¿sólo el pescador de almas? ¿sólo tu que amas el silencio?
¿sólo los ángeles
que celosamente guardaban mi alabanza?
Me gusta creer que no. Que muchos advertimos
nimiedades y chispas de luz
aun en las tinieblas.

Una pequeña mariposa gris, ignora completamente
lo que siente una niña al verla vivir así
tan escuetamente
feliz.

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