miércoles, 30 de septiembre de 2009

Nombradía de lo amado

por graciela malagrida


Me queda el recurso de tu nombre.
Llamarte, como si fueras a contestar
desde el costado hierático del cielo
que fui incapaz de ver debajo de tus alas.
Nombrar tus ojos para ver
cuánto brillan los ojos de los sabios
nombrar la lucidez
y comenzar el día.

Pero no estás
no estás en la ciudad del mismo modo. Digo,
paseando con las manos tomadas hacia atrás
con la frente en alto, con el ceño amplio
con las canas más blancas que la nieve
con esa acerada forma de mirar
hacia el mañana.

Debo recurrir al temple de tu nombre
que sutil, tácitamente
cambia el estado artificial de la tiesura.
Debo hacerlo prontamente
antes que acabe el tiempo del poema
y me ahueque el clamor
me desarme - desalme
entre miles de clamores desoídos.

Debo asociar tu nombre al mío
para no morir de dolor
en el olvido.
Debo abordar la claridad
entre palabra y palabra
para arrancar una flor
de una mirada. Debo plantarme
sola , aferrarme, como un árbol salvaje
a tu recuerdo frondoso, a tu nombre
al mío.

Debo irme por las ramas
hablar sin protocolo y dar asilo
a todos los pájaros
huérfanos
del cierzo.
Debo calar
calar
hasta la urgencia.

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