martes, 26 de abril de 2011

Pulgarcita (Travesías)



Pensó que debía migrar sus modos
sus datos, su libreta de contactos, sus poemas, sus relatos
sus retratos de las caras de todas las monedas y las nubes
al Planeta de la Paz. Para ello viajó en el tiempo y buscó a Galileo
y juntos, recalcularon, midieron, observaron el Sistema Solar
hasta encontrarlo... chiquito, tan chiquito...
con su núcleo carmesí, acorazonado.

Pensó que debía conservar su espejo oval, el recuerdo intacto
de su muñeca de Lyon, su lámpara de gas
y una estufa a cuarzo. Prendió a su pecho la sonrisa de su madre
sus sueños pajarones y aquel jazmín aplastado en papel de arroz
Así fue que puso todo dentro de una media
que atada a un palito, al hombro, lucía muy bien…
Luego marchó convencida.

En el camino pensó y repensó
en la delicadeza, en la sobriedad incomprendida
en el hilo que rayanamente enlaza a las personas
en la sutil imagen de esos silvestres pétalos violetas
que se ven o se ignoran al pasar
sin embargo comparten el suelo
con tanta cosa dolorosa
con tanto ocaso y vida moza
sin florecer…

Pensó que jamás querría dejar de ser niña
que jamás diría “jamás”
y menos, “nunca”. Por eso regresó
concienzudamente, paso a paso
a la inocencia.

Pensó en los loros
que Dios había enviado esa mañana
y llegando al Paraíso de los Pájaros
pudo percibir una atmósfera feliz
firme, regada por cataratas y manantiales.
Y en la tercera tierra, la Tierra Sin Mal
pensó sus letras
e hizo almácigos donde hundirlas.
Entrada la noche, se tendió a mirar
el mapa estelar que ella misma
había croquizado.

Pensó que una hormiga
trepada en una hoja a modo de balsa
o con una encima a campo traviesa
llegaría tan lejos como quisiera
por tanto una de ellas, fue su guía.
Pensó y pensó y viajó
hasta las fauces del tiempo
al que derribó girando vertiginosamente
su reloj de arena. -¡No existes!- gritó
y se escuchó un estruendo tras el eco de su voz.

Pensó que jamás espumaría
pero en este viaje se sintió gigante
porque sin más, redujo a escombros
otro mito. Pero a tiempo
recuperó su tamaño, su ritmo, su ventura
al verse crecidamente acrisolada
como una gota de rocío matutino
benéfica,austera, sempiterna
como una lágrima
de miel.

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