Tendría que callar
y no por aquello de que
“el pez por la boca muere”
… obviamente. G.M.
Tendría que
empezar de cero
cosiendo al cielo oscuro
una luna radiante, llena de ternura.
Pero antes, debería aprender a dar puntadas
a anudar, a cortar, a dolerle a la palabra fin.
Tendría que postergar el llanto
o mejor, invertirlo donde lo valoren
…no sé, se me ocurren dos lugares:
- al sur del amor, por ejemplo, bajo glaciares
donde posiblemente se petrifiquen los pesares
hasta la próxima Era...
o
(quizás, quizás, quién sabe)
- en la marca nostálgica del cine.
Tendría que tender manteles y trampas
para tomar té entre flores
y sonrientes plantas carnívoras
jugando alegremente al ta te ti
con su otro Yo.
Tendría que creer que por ventura o no
un día cualquiera, caen letras de las nubes.
Y una semilla, se acomoda en la palma de la mano
así, como si nada. Y algo mayor
con un conocimiento añoso
que deja jirones bellos en la cara
se enraíza y crece…
Tendría que borrar con el codo
lo que escribió con privanzas
abrirse los ojos con palitos
en pos de airear el refugio de su alma
y sin demora besar, sellar, lustrar
las frentes de sus próximas palabras.
Tendría que arrancarse ahora
el espejismo, la sangre,
los pedazos de pasado…
y sentirse feliz, muy feliz
de haber errado.
Tendría que soltar esas pesadas
bolsas de arena
para librarse
y volar
como un globo aerostático
hacia la calidez.
Tendría que tener
un cuadernillo debajo de la almohada
para escribir los sueños
y al despertar... tender a querer
como era
en un principio.
Tendría que doblegar el llanto
para evitar
que se le empañen los ojos
al aquilatarse. Y salir luego
a embolsar el viento
por si el próximo beso del Amor
le quitara el aliento.
Tendría que cerrar el pico
hasta oír el aleteo
del pájajo de papel
que por frágil sabe
que las gotas que salen
por las ventanas del alma
valen
oro...