por graciela malagrida
“…por aquellos
que tienen por tope
la abertura”. G.M.
1
Corre el agua por las canaletas
como un río impetuoso, lleno de vida.
Rumio: -Bueno hubiera sido
tener la perspectiva de una hormiga
navegando sin rumbo, sin relojes
en una hoja cualquiera, un día cualquiera
sin otra identidad que la de “hormiga colorada”.-
Corre el agua por los acanalados
techos de zinc
y los desagües pluviales
conectan inexorablemente
sangraduras.
Corre triste la niña
que pisó un charco. Bajo la misma lluvia
corre una mujer, alcanza el ómnibus, suspira
y el corazón, por alguna razón
se le sale del pecho.Corre
un hombre joven,estrecho
detrás del” último modelo”, etc.
...
y tristemente, así, se espera el cese
del día que marca el calendario
de la "dieta de la luna" sin estuario
de la historia falaz, de la euforia fugaz
del tango, del verso, de la lluvia.
2
Entonces pregunto ¿qué me pasa?
¿porqué canjeo besos?
y veo a los “sin techo” y a las aves
que andan con cien ojos
que beben las palabras
que aguzan los sentidos
que no pierden ripio
ni pestañean
en la inclemencia…
Entonces corro a abrazar
su virtuosa modestia
y a cumplir mi cometido:
“nada queda en el tintero
ni el silencio”.
“…por aquellos
que tienen por tope
la abertura”. G.M.
1
Corre el agua por las canaletas
como un río impetuoso, lleno de vida.
Rumio: -Bueno hubiera sido
tener la perspectiva de una hormiga
navegando sin rumbo, sin relojes
en una hoja cualquiera, un día cualquiera
sin otra identidad que la de “hormiga colorada”.-
Corre el agua por los acanalados
techos de zinc
y los desagües pluviales
conectan inexorablemente
sangraduras.
Corre triste la niña
que pisó un charco. Bajo la misma lluvia
corre una mujer, alcanza el ómnibus, suspira
y el corazón, por alguna razón
se le sale del pecho.Corre
un hombre joven,estrecho
detrás del” último modelo”, etc.
...
y tristemente, así, se espera el cese
del día que marca el calendario
de la "dieta de la luna" sin estuario
de la historia falaz, de la euforia fugaz
del tango, del verso, de la lluvia.
2
Entonces pregunto ¿qué me pasa?
¿porqué canjeo besos?
y veo a los “sin techo” y a las aves
que andan con cien ojos
que beben las palabras
que aguzan los sentidos
que no pierden ripio
ni pestañean
en la inclemencia…
Entonces corro a abrazar
su virtuosa modestia
y a cumplir mi cometido:
“nada queda en el tintero
ni el silencio”.
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