viernes, 18 de septiembre de 2009

Contemplación

por graciela malagrida



“¿estarán más sueltas que nunca
las esporas de las musas?” G.M.




1

Un niño tuerce la cabeza, habla cariñosamente
y acaricia a su perro invitándolo a entrar.
Se entienden y van contentos
para el mismo lado.

2

Tres señoras mayores charlan acerca del estado del tiempo
de la concurrencia a los cementerios, de recetas de cocina.
Cohesionan la idea, de todas las abuelas que conozco.
Les cedo el paso
calladamente.

3

El chofer no mira a los ojos a los pasajeros
pero sabe a ciencia cierta quién es quién
…conoce las voces, los susurros, las miradas
conoce el olor del miedo, de la desesperanza, de la soledad
y en cada semáforo frena y advierte a todos
del peligro.
Todo cambia de color.

4

Suelo ver gente amuchada
esperando el momento
de ir a sus casas
y gente abandonada a la buena de nada
que ya no espera, ni ve a su alrededor.

5

En este tiempo ácido
de nísperos y mandarinas
pelo mi propia cáscara
en busca de dulzura.
Es menester educar el paladar
del corazón.


6

Falta a diario
una casta mirada
sobre uno mismo
para ralear de cuajo
el costado sórdido.
Es indoloro. Doy fe.

7

Sobran motivos
en el rostro de cada ser humano
en la historia sinfín del arco iris
en la cúpula celeste que nos cela
en el ojo de agua transparente
en el alma del río
en el cuerpo
del poema.

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