por graciela malagrida
Como el mar
con sus olas, llevándonos todo
para adentro
para el fondo
donde “ser” es fluorescente
incandescente, inmortal
como el cielo.
Llorar hasta evaporarse
hasta el cansancio del cansancio
hasta hartar a los ojos resecos de miseria
hasta inundarlos. Llorar cascadas, cataratas
el Nilo entero, el Amazonas. Llorar en tu nombre
los sueños que jamás confesaste con palabras,
llorar la muerte absurda que vive entre nosotros
subestimándonos.
Llorar a escondidas
de espaldas a tu espalda
llorar en el baño del tren y en un escalón arpón
en la escalera sinfín de la alegría.
Llorar al padre, al abuelo, a la madre
enterrar la ausencia y la afección
llorándonos
como si no estuviéramos presentes.
En el mayor de los silencios
llorar
por la menor expresión malsana.
Llorar pensando en el Edén, en Adán sin Eva,
en Don Juan sin don
ni Doña Juana. Llorar a la prostituta camuflada
al hambriento de poder, al asceta que
deambulando en gamulán jamás sabrá de otro asceta
…y también llorar al poeta
que por no morir, escribe.
Llorar en la patria de las flores
en el desierto incierto que es el llanto
llorar y llorar
hasta el oasis.
Como el mar
con sus olas, llevándonos todo
para adentro
para el fondo
donde “ser” es fluorescente
incandescente, inmortal
como el cielo.
Llorar hasta evaporarse
hasta el cansancio del cansancio
hasta hartar a los ojos resecos de miseria
hasta inundarlos. Llorar cascadas, cataratas
el Nilo entero, el Amazonas. Llorar en tu nombre
los sueños que jamás confesaste con palabras,
llorar la muerte absurda que vive entre nosotros
subestimándonos.
Llorar a escondidas
de espaldas a tu espalda
llorar en el baño del tren y en un escalón arpón
en la escalera sinfín de la alegría.
Llorar al padre, al abuelo, a la madre
enterrar la ausencia y la afección
llorándonos
como si no estuviéramos presentes.
En el mayor de los silencios
llorar
por la menor expresión malsana.
Llorar pensando en el Edén, en Adán sin Eva,
en Don Juan sin don
ni Doña Juana. Llorar a la prostituta camuflada
al hambriento de poder, al asceta que
deambulando en gamulán jamás sabrá de otro asceta
…y también llorar al poeta
que por no morir, escribe.
Llorar en la patria de las flores
en el desierto incierto que es el llanto
llorar y llorar
hasta el oasis.
Simplemente:hermoso
ResponderBorrarAlice