by grace
Infinitas variables
flotan entre nos.
como el punto vainilla
el entredós
de las sábanas pulcras
de la abuela.
Constantes secretos
subyacen cerriles
en la periferia del amor
e inquietan el ánimo inseguro
cuando la charla se agudiza
entre veleta y viento del ocaso.
Vuela el velo, vela el sueño
el momento preciso se hace carne
y es la luz, la misma luz
aquella luz primera
la que exonera y limpia
las excusas.
Hay señuelos
en los días contados del Señor
y a decir verdad, a la sazón,
hemos mirado bastante
por encima de los hombros
por debajo de los cielos.
Quedan cerradas
las heridas entre nos.
y en silecio el rogatorio
el golpe en el pecho
el perdón,
preceden a la cura.
Hay señuelos
en los días contados del Señor
y a decir verdad, a la sazón,
el camino se ha vuelto verde
el dìa està màs claro
y cada palabra, ocupa su lugar.
Infinitas variables
flotan entre nos.
como el punto vainilla
el entredós
de las sábanas pulcras
de la abuela.
Constantes secretos
subyacen cerriles
en la periferia del amor
e inquietan el ánimo inseguro
cuando la charla se agudiza
entre veleta y viento del ocaso.
Vuela el velo, vela el sueño
el momento preciso se hace carne
y es la luz, la misma luz
aquella luz primera
la que exonera y limpia
las excusas.
Hay señuelos
en los días contados del Señor
y a decir verdad, a la sazón,
hemos mirado bastante
por encima de los hombros
por debajo de los cielos.
Quedan cerradas
las heridas entre nos.
y en silecio el rogatorio
el golpe en el pecho
el perdón,
preceden a la cura.
Hay señuelos
en los días contados del Señor
y a decir verdad, a la sazón,
el camino se ha vuelto verde
el dìa està màs claro
y cada palabra, ocupa su lugar.
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