sábado, 7 de agosto de 2010

bis =)

por graciela malagrida



Un rastro del atardecer
se incrustó en el retrovisor
por décimas de segundos
… y selló la salida de los lamentos
de las lágrimas de sal que no llegan al mar
secándolas bajo el sol
por siempre, por siempre jamás. G.M.


El destello entró por mi boca
usurpándome el aliento
hasta torcer mi voluntad.

Sonreí, como primer impulso
sintiendo la informal
llenura en el ánimo.

Sonreí aterciopelada, rosa
pues tal sutileza, increíblemente
me tornó de hierro.

Jamás pude volver a llorar
excepto bajo el efecto lúcido, perfecto
del poema

así que sonreí al recordar
el irreflexivo acto reflejo
susesiva...desprendida...mente

El destello salió de mi boca
sin cerrar la puerta. Y fue de boca en boca
multiplicando su indemne

fin.

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