Abiertas,
las hojas del banano
dan sombra al estanque.
Sobre el estanque hay un puente,
si lo cruzo
con los ojos cerrados,
se que voy hacia otro mar.
Si los abro
llego hasta un bambú
que espera que lo habite.
Los colibries siguen sus costumbres
y refrescan la boca de los dioses,
los frutos maduros del pindó
nunca se cansan de su olor a selva.
Un pez advierte
que una amatista
como la que llevo en la frente
no es una flor cualquiera.
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